Capítulo 93
Sin embargo, rápidamente me di cuenta de que pensaba demasiado a la ligera en mi propia fuerza.
Obviamente, solo moví mi brazo ligeramente y lancé la pelota, pero salió disparada a través del viento y en la distancia, y Anne-Marie y los perros voltearon la cabeza al mismo tiempo como suricatas, siguiendo la pelota que volaba por el aire.
*(Ladridos)
Los perros comenzaron a perseguir la pelota lejana. Mientras tanto, en el césped polvoriento, Anne-Marie se volvió para mirarme.
—Em. Srta. Yuri...
<<Ah, ¿parecía que tenía una fuerza extraordinaria en este momento?>>
Me pregunté si lo que hice ahora le parecería inusual a alguien como ella.
—Creo que el viento me ayudó a lanzar la pelota; voló bastante lejos ¿No?
Dije casualmente una excusa. No estaba segura de si debería estar agradecida o no, pero no vi ninguna señal de sorpresa o incredulidad en su rostro cuando me miró.
—¡Te veías realmente genial! ¡Eso fue como si fueras un adiestrador de perros profesional! ¿Puedes hacerlo de nuevo?— Sus ojos brillaron por la emoción.
*(¡Ladridos!)
Dos perros venían corrieron desde lo lejos, pero nimguno tenía en la boca la pelota que les arrojé. Los perros restantes que perseguían la pelota habían desaparecido en algún lugar. Al darse cuenta de esto, el adiestrador de perros rápidamente hizo sonar su silbato. El sonido parecía ser utilizado para reunir a los perros, pero solo un perro regresó.
El adiestrador miró en secreto a Bastian, aparentemente consciente del hecho de que estaba siendo observado. Luego corrió en la dirección en la que los perros desaparecieron como si sus pies estuvieran en llamas.
Mientras miraba esto, me sentí un poco responsable. Como mis ojos eran mejores que los de la gente normal, podía ver a dónde iban los perros. Corrieron lejos en busca de la pelota que les arrojé y luego entraron en un edificio que parecía un anexo.
A juzgar por la dirección en la que corrió el adiestrador de perros, no parecía darse cuenta de esto, así que podría tener que ir y avisarle.
—Iré a ayudarlo a traerlos de vuelta.
—Yo también iré.
—Em... Anne-Marie, deberías quedarte aquí y explicarle lo que le está sucediendo al abuelo.— Con eso, la dejé sola y fui tras el hombre.
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—Uno de ellos se metió entre los arbustos de la izquierda.
—¡!
Cuando me acerqué y hablé, el adiestrador saltó sorprendido. Se veía aturdido mientras me miraba y luego detrás de mí. Parecía sorprendido de que lo alcanzara tan rápido cuando estuve allí hace un rato.
—Y creo que los otros dos entraron en ese edificio.
—¿De verdad?— Parecía asustado.
Como pensé, se suponía que los perros no debían entrar en ese edificio como quisieran.
*(Silbido sordo)
Por ahora, volvió a tocar el silbato para llamar a los perros.
*Crujido.
Luego se oyó un crujido y un perro saltó detrás de los arbustos. Él primero mandó a correr al perro de regreso y luego habló como si estuviera preocupado.
—Oh no. Al ver que no vienen a pesar de que los llamo, deben haber entrado en el anexo.
—¿Debemos buscar uno cada uno?
—Te lo agradecería. Se supone que es mi trabajo, pero creo que sería mejor sacarlos lo antes posible.
Note que él tipo estaba empapado de sudor frío recordándome a Gilbert cuando estaba frente a los nobles.
Lo señalé en la dirección en la que podía sentir a los perros y nos separamos para la búsqueda.
La pelota quedó atrapada en un árbol fuera del edificio anexo. Y dio la casualidad de que la puerta principal del edificio estaba abierta de par en par, así que los perros vinieron a buscar la pelota pero encontraron algo más interesante y entraron.
El lugar al que me dirigía era a través de la puerta y en el pasillo de la derecha. Podía escuchar los pasos del perro viniendo desde allí. Seguí el sonido y llegué a una habitación. Y como era de esperar, el perro blanco estaba ahí.
—Ven aca.
*¡Arf!
A mi llamada, el perro corrió rápidamente. Sin embargo, la habitación ya estaba hecha un desastre, así que no pude evitar sentirme perdida. Las cosas sobre la mesa habían caído al suelo, ensuciando la habitación y el encaje de la cortina junto a la ventana se había arrancado.
En ese momento, escuché los pasos de alguien que venían del exterior. No fueron los pasos del adiestrador ni fue uno de los perros.
<<¿Será el administrador del anexo o quizás el mayordomo?>>
Por ahora, me moví para sacar al perro de la habitación.
*¡Guau! ¡Guau!
—Shh. Mantenete en silencio o te van a regañar.
Sin embargo, el perro insensato no sabía lo que pensaba y solo ladraba para protestar y salir de la habitación. Pero no importa lo pesado que fuera el perro, no podía vencer mi fuerza. Recogí fácilmente al perro que era casi la mitad de mí y me dirigí hacia la puerta.
Por supuesto, podría haber asustado al perro y hacer que escuchara como lo hice con el pájaro que atacó a Damon Salvatore la última vez. Sin embargo, en ese momento, no tenía otra opción y, a partir de ahora, no estaba dispuesto a usar un método tan cruel con un animal pequeño y amigable.
*Pasos.
Mientras tanto, los pasos que escuché desde afuera se acercaban cada vez más. Parecía imposible evitar toparme con la persona una vez que salga de la habitación. No es que pudiera seguir ocultando lo que hizo el perro de todos modos, así que era solo cuestión de tiempo antes de que lo atraparan.
Dado que ese era el caso, sería mejor que yo misma explicara la situación. Así que simplemente salí por la puerta con el perro, sin molestarme en evitar a la persona que estaba afuera.
Y como esperaba, al momento siguiente, me encontré con alguien que caminaba hacia el pasillo.
Era un hombre de traje negro.
La luz amarilla de la tarde que se filtraba por la ventana de los pasillos proyectaba un contorno brillante en el cuerpo del hombre. En el momento en que sus ojos se encontraron con los míos, sus pies se detuvieron.
*Gimoteo.
Al mismo tiempo, el perro que llevaba se retorció e hizo un gemido de queja.
—... Nunca te había visto antes, jovencita.— El tipo habló primero.
Era un hombre encantador de mediana edad con un sentimiento helado a su alrededor. Tenía el pelo negro... Y su apariencia general era obviamente similar a la de Kalian y Bastian. Era demasiado mayor para ser el hermano menor de Kalian...
<<Entonces, ¿era el padre de Kalian, el actual jefe de la familia Crawford?>>
—¿Por qué vienes de ahí?
Cuando el pensamiento cruzó por mi mente, la mirada del hombre se movió hacia la habitación de la que acababa de salir. Sentí la necesidad de explicar y abrí la boca.
—Hola. Soy una empleada de Lord Bastian.— Una vez que comencé a hablar, la mirada del hombre volvió a fijarse en mí. —Empecé a trabajar en la mansión hoy, pero mientras paseábamos a los perros, lancé la pelota en la dirección equivocada y llegó aquí. Lo siento.
El hombre no parpadeó en absoluto mientras hablaba y simplemente me miró fijamente.
—Ya veo... para padre...— Entonces pronto habló como si entendiera. —Entonces debes ser la nueva cuidadora que viene.
Pero me confundió con el cuidador del anciano.
<<¿Nunca había visto a Anne-Marie antes?>>
—No. La cuidadora es otra persona, solo estoy aquí de vez en cuando como interlocutora.— Lo corregí inmediatamente.
—Ya veo.— Asintió levemente para mostrar que entendía.
Entonces sus ojos dejaron mi rostro y se posaron en el perro que llevaba.
*¡Guau!
El perro ladró una vez que el hombre lo miró. En ese momento, escuché pasos distantes corriendo por el pasillo y saliendo de la mansión. Parecía que el otro perro que el adiestrador fue a buscar había sido sacado de la mansión sin problemas. Después de eso, pude sentir que alguien se acercaba al pasillo en el que estaba.
—El perro debe ser pesado. Deberías dejarlo.
—No es tan pesado. Lo llevaré hasta que lleguemos a la puerta.
—Si lo deja, el adiestrador de perros se encargará de ello.— Habló como si estuviera siendo considerado conmigo. —¿Cuál es tu nombre?
<<¿También estaba interesado porque me parecía a Selena Crawford?>>
Para él, ella era su hermana menor, aunque él era mucho mayor. Sin embargo, el adiestrador de perros apareció detrás del hombre justo a tiempo, así que no tuve que responder a su pregunta.
—(¡Jadear!) M-Maestro.
Cuando el tipo vio al hombre frente a mí, inmediatamente contuvo el aliento. Luego rápidamente bajó la cabeza hacia él y habló.
—¡Lo siento, Señor! Por mi mala gestión de los perros-
—Suficiente, solo saca al perro de aquí. Y de camino, pide a alguien que limpie esta habitación.— El hombre lo interrumpió con frialdad como si no necesitara escucharlo.
—¡Sí, lo haré, Señor!
Al ver a su entrenador el perro gimió y se retorció, así que relajé mi agarre y solté al perro. Después de eso, seguí al perro y me alejé del lugar.
—Adiós entonces.
Mientras pasaba junto al hombre, me despedí con un breve asentimiento. Como antes, el hombre me miró en silencio con una mirada tranquila.
De alguna manera, la mirada fija en mi espalda se sintió un poco caliente.
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—¿El Maestro te dijo algo en particular?
—No, no dijo nada especial.
Cuando salimos del anexo, el adiestrador se dio unas palmaditas en el pecho como si se le hubieran ido diez años de su vida. Estaba considerablemente nervioso cuando entramos en el anexo, y estaba igualmente nervioso cuando nos encontramos a ese hombre.
—El anexo es donde la cabeza de la familia se detiene a veces, así que pensé que estaría en problemas si se enteraba de que los perros hacían un desastre... pero lo dejó ir más suave de lo que esperaba, así que estoy realmente agradecido.
A juzgar por su actitud, el jefe de la familia Crawford era un amo bastante estricto.
—Lo siento. Es porque tiré la pelota demasiado lejos.
—Ah, en absoluto. No estaba diciendo eso para culparte. Además, qué puedes hacer cuando el viento se lleva la pelota.
—Hmm….
<<Supongo que escuchó la excusa que le di a Anne-Marie a pesar de que estaba lejos.>>
—Bueno, buscaré la pelota más tarde.
—Ah, lo vi cuando entré al anexo antes.
—Oh ¿Enserio?
Cuando él mencionó la pelota, finalmente recordé lo que había estado olvidando por un tiempo. Ahora que lo pienso, casi me olvido de recoger la pelota.
Después de salir del anexo, caminé hasta el árbol frente a la puerta.
*¡Crujido!
Luego pateé el árbol muy suavemente y la bola que colgaba entre las frondosas ramas se sacudió y cayó.
—Así que la pelota quedó atrapada en el árbol. No es de extrañar. Seguí mirando a mi alrededor al entrar, pero no pude encontrar nada.
Lo recogí y se lo entregué.
*¡Guau! ¡Guau!
Al ver la pelota, el perro volvió a ladrar y agitó la cola. El entrenador la arrojó hacia el césped, y mientras el perro corría delante de nosotros, él y yo caminamos de regreso con los demás.


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